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© 2020 Flowrece

AHIMSA: LA AUSENCIA DE DAÑO A MÍ Y A LOS DEMÁS

Ahimsa, o la no violencia, es uno de los principios éticos del yoga.

Explora sus orígenes y cómo podría ser interpretado y practicado en tu vida cotidiana.

Origen de ahimsa

Al escuchar términos como «no violencia», lo más probable es que lo primero que te venga a la cabeza sea movimientos pacifistas como los de Mahatma Gandhi.

Pero Gandhi no fue el fundador de la no violencia, como a menudo pensamos, sino que retomó lo que ya existía en la tradición y cultura india durante mucho tiempo y que forma parte de las antiguas enseñanzas espirituales indias: ahimsa.

El ahimsa se traduce literalmente del Sanskrit como «ausencia de daño».

Este concepto proviene de los Vedas, un conjunto de filosofías espirituales que se transmitían de forma oral ya desde el año 1900 AC.

Estas ideas acabarían recogiéndose por escrito en el Bhagavad Gita y, más adelante, el sabio Patanjali estudió estos Vedas y los usó como base para desarrollar el Yoga Sutra y los 8 pasos del yoga clásico.

¿Qué es ahimsa?

Ahimsa en Sanskrit

Ahimsa constituye el primer yama del yoga.

Los yamas son los principios éticos de esta disciplina.

Significa ausencia de violencia en todos los aspectos.

En su sentido más amplio, implica el no provocar ningún tipo de daño. Cuando personificamos este nivel de amabilidad, desde fuera se nos percibe como seres pacíficos, capaces de apaciguar ambientes hostiles incluso solo con nuestra presencia.

Hasta aquí todos lo comprendemos e incluso tendemos de forma natural, como seres sociales que somos, a comportarnos así con los demás, pero ¿y con nosotros? ¿Aplicamos todos estos principios con nosotros mismos?

“El estar desprovistos de cualquier tipo de violencia dentro de nosotros representa la verdadera felicidad”

Eddie Stern

Cómo aplicar ahimsa en tu vida

Por mucho que seamos amables con los demás, si constantemente nos estamos autojuzgando y criticando, estamos construyendo un muro que nos aísla de los demás y que alimenta al crítico interno que llevamos dentro.

Cuando aplicamos ahimsa de verdad con uno mismo aparece la amabilidad y la compasión hacia nosotros.

Esta palabra recoge uno de los pilares del yoga. Una palabra que siempre hemos oído y que tradicionalmente hemos asociado con el sentir lástima. Sin embargo, no tiene nada que ver. Se trata de la base para una mente en paz y un corazón que ama. 

Kristin Neff, una psicóloga y profesora de EE.UU, especialista en la compasión, en su libro “Sé amable contigo mismo” desvela todos sus componentes para aplicar la autocompasión en nuestro día a día: 

Tratarnos con amabilidad

¿cuántas veces al día te dices los piropos que eres capaz de decirle a un amigo? Y cuando recibes algún piropo: ¿te sientes merecedor de ello? ¿pones excusas (“es que me he puesto este jersey nuevo…”)? 

Sentirnos parte de un todo

Al fin y al cabo todos tenemos nuestras miserias y nuestros problemas. Y cuando estemos sumergidos en ellos, recordar que el dolor es humano nos puede hacer sentir más acompañados y comprendidos.

Además, hay una estrecha relación entre el no sentirnos valiosos y el sentirnos aislados de los demás: cuánto más nos avergonzamos de alguna parte nuestra, más separados y vulnerables nos hallamos.

No obstante, si cuando esto ocurre, nos reconfortamos y nos recordamos que es algo que a todos nos pasa, nos sentimos más apoyados y acompañados. 

Mindfulness, el aquí y el ahora

Con ello, nos referimos a la capacidad de aceptar lo que está ocurriendo sin querer huir de la situación.

Imagina un paisaje de una montaña cubierta por una bruma intensa. Tú eres la montaña, impasible, quieto, observando cómo la bruma (las circunstancias de la vida) pasa mientras tu permaneces en tu centro.

Como afirmó Cioran “El coraje que le falta a la mayoría de las personas es el de sufrir para dejar de sufrir”. 

Si nos concedemos la oportunidad de participar en la vida, sentir las emociones, ponerles nombre, observar lo que ocurre desde la compasión, comprobaremos que todo pasa, lo que alimentará nuestro lado optimista.

Conclusión

El yoga no solo son posturas físicas, las posturas son un medio para calmar las fluctuaciones de la mente y dichas fluctuaciones de la mente se disipan mejor cuando aplicamos ahimsa o la compasión.

No se trata de eliminar pensamientos, sino de detectarlos, concedernos compasión y dejarlos pasar.

Recuerda: tú eres la montaña del paisaje. La próxima vez que tengas algún tipo de pensamiento hostil o que tu crítico interno esté en su punto cúspide dedícate unas palabras de compasión “esto por lo que estoy pasando es duro, lo siento” y poco a poco irás flowreciendo.

Profe de yoga y yogui convencida de que la vida siempre tiene un lado amable para nosotros, solo hay que saber mirar. Entusiasta por naturaleza, amante de los idiomas, las culturas y el saber.